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Saturday, December 21, 2013

ON/OFF



¿Cómo ejecutar el gesto de mover el interruptor hacia el lado opuesto? ¿Cómo se cambia de switch tras haber sido educada bajo ciertas premisas? ¿Cómo olvidar los condicionamientos? ¿Cómo olvidar las palabras amargas, las frases envenenadas?

Qué difícil creer que las cosas pueden ser distintas! Qué complicado tratar de aceptar una oportunidad sin entrar en pánico, sin perder los estribos y sin inconscientemente echarlo a perder. Que complejo pensar que -quizás, tal vez- podría llegar a merecer algo bueno -alguna vez- y parar esa loca manía de evasión y autodestrucción por temor a dañar a los demás.

Qué tonto escribir esto, marearse, y darse cuenta que aún hay cabos sin atar. 

:(

Tuesday, June 25, 2013

Gestos que importan


Creo que todas las personas tienen ciertos gestos especiales y particulares. Algunos gestos son fácilmente identificables, por ser producto de algún tic, o de un guiño recurrente, mientras que otros, están un tanto ocultos e incluso algunos sólo aparecen en momentos y contextos específicos.

Lo lindo de estos gestos, es que hacen especial a cada persona, porque en el fondo, son detalles infímos, difíciles de notar, pero que embellecen a cada ser, lo hacen único y hasta le otorgan cierta identidad (y también cierto aire novelesco).

En lo personal -y porque no, en secreto- me gusta descifrar los gestos de quienes me rodean; desde mis familiares, pasando por amigos, compañeros, colegas, y hasta de personas que no conozco muy bien pero que están presentes en la vida diaria (como la señora del almacen del barrio).

De los gestos que más me gustan, he contabilizado: sonrisitas ahogadas, movimientos irregulares del cuello al enfatizar algo que se dice, pensar mirando y subiendo las pupilas hacia el cielo (como si las ideas fueran a caer desde arriba), fruncir la boca mientras se escucha al otro, resplandor de unas pestañas en el momento preciso en que la luz de un día soleado traspasa la punta de éstas, un ángulo preciso de perfil que hace ver a esa persona muy parecida a un "lorito", etc.

Hace poco estaba describiendo a alguien, y por más que lo pensé, no pude recordar ningún gesto particular. Durante los días siguientes redoblé mis esfuerzos para ver qué señas marcaban a esa persona. Tras un par de días de observación, llegué a la conclusión de no poder descifrar su gesto especial. Pero más triste fue darme cuenta que lo que imposibilitaba el reconocimiento de sus gestos, era su constante revisión del smartphone. Porque es en esos momentos de silencio o de inactividad en el encuentro con los otros, en donde es recurrente encontrar algún gesto especial... pero estos mismos momentos son ahora ocupados para echar una vista rápida al celular, o para textear a alguien por whatsapp.

Ahora que lo pienso mejor, quizás sea aún más triste, darse cuenta que ese es su gesto personal: la revisión constante del smartphone. Entonces en mi memoria se queda el gesto particular de su cara al revisar el celular: la imagen de una persona mordiendose levemente el labio, cabeza a gachas, mientras su dedo pasa veloz recorriendo la pantalla touch. Ironicamente, su gesto personal es de alta impersonilidad.


Saturday, June 15, 2013

Alimento


Mis ilusiones,
más que de besos,
se alimentan de versos.

Monday, June 10, 2013

Los salvavidas no son barquitas

                                                               Woman in a boat (Renoir 1867)          

Hay momentos precisos en que la vida te otorga una chance para salir del embrollo que te aqueja. Son momentos que como salvavidas, caen del cielo en medio de la tormenta, e impiden que te ahogues.

Mi salvavidas llegó oportunamente desde el cielo durante los peores días del 2011. Mi salvavidas fue V. quien -acosta de palabras, narrativas y un poco de metafisica- me salvó de morir ahogada. Pero no se puede vivir durante toda la vida a la deriva, dependiendo de un salvavidas, sin saber nadar (aunque no me di cuenta de aquello en su momento). Pensé -ingenuamente- que el salvavidas me había transportado a un mar de miel, hacia aguas calmas y alejadas de todos mis problemas.

Pero todo se termina, todo tiene su fecha de vencimiento, y así, un día cualquiera, desapareció mi salvavidas (sin muchas respuestas). Más bien, podría decirse que se desinfló tras una serie de desafortunadas confesiones mías que -durante una noche de verano- cortaron como un cuchillo, la conexión, el ambiente, la magia. Prometo, que en ese preciso momento, tras haber dicho una sarta de tonterías, supe que había perdido a V.

Entonces sucedió exactamente lo que le había comentado a V. "Tiendo a ahogarme en vasos de agua", y así mismo, me ahogé. Toqué rápidamente el fondo del vaso, tal vez por efecto del peso de mi corazón que se me hizo piedra (sí, se me hizo piedra). Y no pude salir. Y allí me quedé. Estancada, en pánico, insomne y ahogada.

La salida a flote tomó mucho tiempo y no fue fácil. Tuve que aprender a nadar de nuevo, esta vez tratando de reconocer las aguas que me circundan, y sus fluctuaciones: cuando hay mareas altas y bajas, cuales son las zonas de aguas frías y cálidas, cuando son las temporadas de tormenta, etc.

Y el mismo corazón que me hacia de ancla, que me mantuvo en el fondo tanto tiempo, ahora se me hizo aire. El corazón se alivianó, y ahora va ligero, a mi lado, sirviéndome de aliento para seguir nadando.

Estaba equivocada al querer hacer de un hermoso salvavidas, mi barquita para navegar la vida. V. mi querido salvavidas, queda ahí como un lindo cuento de la vida. Ahora me toca a mí, nadar hasta algún lugar y empezar a recolectar el material para construir mi propia barquita.

El mar, la vida, y los territorios por conquistar, sabrán esperar.

Wednesday, January 11, 2012

Mar de miel


Tras el vaivén, la ilusión definitivamente se fue. Pero se marchó para mejor, la incertidumbre de los sí y los no, son un trote que ya no estoy dispuesta a correr. Además, la ilusión tenía matices más oscuros de los previstos en el comienzo.

Pero entonces reaparece V. el de los sueños reales, el de las palabras bonitas, el de los oidos sinceros y dispuestos a escucharte. Reapareció tras palabras insuperables, tras intensos pensamientos sobre nuestra situación... nuestra situación que nos hace encontrarnos de forma oportuna, de forma casi mágica.

V. me dice que somos sombras. Somos sombras producto de una tarde de conversación profunda. Sombras que deambulamos entre espacios vacíos, en donde la intuición está obligada a pasar, iluminada por puntos diseminados de certezas fijas (imagenes, sonidos y texturas).

V. me dice que ha hecho una cartografía de mis posibles reacciones, que ha establecido mapas de posibilidades. V. se preocupa por la calidad y claridad de nuestro sistema de comunicación, al punto de corregirse para poder entablar un mejor dialogo. V. me dice que le habría encantado tener la suerte de verme reír todo este tiempo. 

Y entrelíneas es imposible evitar sentir que surge un intersticio de dudas. Dudas muy ligadas al temor. Nos estamos embriagando con dulces palabras, dorado mar de miel, pero no sabemos qué sucederá si nos hundimos en el fondo de ese dulce mar. 

Pero por mientras, ¡salud!

Sunday, September 25, 2011

Ópticas Ilusiones


Vaivén de ilusiones. Las ilusiones van y vienen, vienen y a veces van, van y no siempre vienen. Y hace unos días atrás la ilusión armó sus maletas y se marchó.

Difícil identificar el momento exacto en que se fue, quizás un cúmulo de detalles indeseados, quizás el temor, quizás el ver que otras personas también se ilusionaban con lo mismo, o quizás cuantas cosas más. La ilusión se desvaneció invisible y silenciosamente, hasta que un día, fue clara su ausencia. 

Y así rápido como se fue, rápido volvió en una noche burbujeada... y es que tras una noche en el parque, corriendo, columpiándonos, jugando a cazar burbujas y riéndonos mucho, es fácil que vuelvan las ilusiones. 

"La noche está burbujeada, y tiritan, tornasoles, las burbujas a lo lejos..." -. El chiste Nerudiano de aquella noche.

La ilusión sigue creciendo, lento, pero a paso constante. Por ahora crece en e-mails, entreversos, a diferentes horas, con videos y fotos adjuntas, entre la contingencia nacional e internacional. Mis ojos, con tus letras, alcanzan a captarte -evidentemente de una forma distinta- y te conocen cada día un poquito más. A través de mis ojos crecen las ilusiones, que no son más que ópticas ilusiones, ideológicas ilusiones, poéticas ilusiones, musicales ilusiones, contrainformativas ilusiones, altermundistas ilusiones, sociales ilusiones y tal vez sentimentales ilusiones. 


Alegrías y temores, inseguridad tal vez
ópticas ilusiones, dime qué es lo que se ve...

Monday, September 19, 2011

Walking around y Poema XII

Las ilusiones van y vienen.

Y existe un punto exacto, en el que te das cuenta que esa ilusión se transformó en un sentimiento más o menos concreto. Ese momento fue en un bar de mala muerte, con unos tragos encima, mientras los demás amigos de la mesa bailaban cueca. En una de las paredes colgaba una foto añosa de Neruda y entonces me comentaste sobre un tal Paco Ibañez, que musicalizaba algunos poemas de Pablo. 

-"Para tu corazón basta mi pecho, para tu libertad bastan mis alas..." 
- "desde mi boca llegará hasta el cielo, lo que estaba dormido sobre tu alma" - Dije exaltada - ¡Poema 12!

Luego me escribió en mi libreta multiuso (esa que siempre llevo a todas partes), otros poemas que ese tal Paco cantaba. Y entonces me puse a pensar en otros versos del capitán, y traté de recordar el "Walking around" (uno de mis favoritos) "Sucede que me canso de ser hombre..." ¿Pero qué más seguía? Sucede que me canso de ser hombre...y luego había una mención sobre peluquerías, sobre el fieltro, sobre los lirios, y sobre sentirse marchito? No podía recordar, el alcohol ya se me había subido a la cabeza.

Me devolviste la libreta, con un montón de versos a medias, bajo el título "PACO IBAÑEZ". Mientras leía y trataba de reconocer esas líneas, me dijiste que no podías recordar uno de tus poemas favoritos de Neruda, que hablaba sobre el hombre en un tono existencialista. ¿Sucede que me canso de ser hombre? - le pregunté-. Y bastó ese inicio para que él recordara todo el poema, y me lo recitara al oído. 


Sucede que me canso de ser hombre
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro.
Navegando en un agua de origen y ceniza.


El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver estacionamientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.


Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.


Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja
Sería bello
ir por las calle con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío


No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.


No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndome de pena.


Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aúlla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.


Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.


Hay pájaros de color de azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de vergüenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.
Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas que lloran
lentas lágrimas sucias.

Y fue ese el momento exacto en que la ilusión se transformó en un "me gustas". Después de todo, no siempre encuentras a alguien quien pueda recitar de inicio a fin un poema de Neruda.

Tras seguir hablando un rato hablando sobre Neruda, después me comentó que también le gustaba Baudelaire. ¡Baudelaire! ¡Con lo que me gustan los poetas malditos! Le dije que uno de mis favoritos de Baudelaire era el poema sobre el albatros, le di mi interpretación sobre uno de los versos, y me miró con ojos brillosos y una sonrisa. Pero eso da para otra historia, para otro día.