Asi me siento: un ciruelo en flor... Florecida, resplandeciente, con un aura nívea que ilumina mi camino...
Pero el resplandor no es gratis, éste solo llega tras una larga temporada dorada de letargo.
Me fui al sur en un día de sol y de agualluvia.
Me fui en un bus cansada y deshecha.
Rota y quebrada en mil pedazos.
Durante mucho tiempo soñé con ser John Lennon. Entraba a una galería de arte, subía una misteriosa escalera y encontraba escrito en pequeñas letras un SI. Solo un sí, nada más que eso. Hasta un sí inseguro hubiera sido aceptable. Pero el frío me golpeó el rostro con un No escondido, un, No que nunca fue dicho.
Ya me cansé de todo, es desgastante!
Y tras la temporada otoño-invierno, tras la magia de los amarillos y cafés intensos, tras la fría muerte del invierno, vuelvo a florecer en mí. Florecer tras la muerte, florecer en blanco aroma.
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