Pages

Wednesday, September 29, 2010

Viejo de Mierda

Autoretrato - Francis Bacon
1969

- Este lugar es una vergüenza, sabe cuántos hospitales se podrían haber construido en vez de hacer esto? sabe? sabe cuántas cárceles se podrían haber mejorado?

No, no tenía la menor idea, y tampoco me interesaba. Sucede que a veces, cuando estas ad portas de terminar con alguien, lo único que quieres es reflexionar un rato, en un lugar tranquilo, y no que un desconocido inicie una conversación tan abruptamente.

- ¿Ha ido ud a un hospital? ¿Sabe cuánto hay que esperar por que a uno lo atiendan?... aaaahh, es que de seguro que ud. no tiene necesidá de ir al Hospital pues.

Asentí, sin decir nada. Pero en mi mente surgió esa imagen del Hospital en donde murió mi abuelita, lleeeeeeeno de gente, de niños y ancianos pálidos de tanto inverno. Cruzar ese pasillo era una prueba de fé, y era un milagro salir de él sin contagiarse.

- Es que ese ladrón de Lagos no hizo nada ¿Para qué construyó esta porquería que no sirve de ná? Bien bonito es, pero no sirve de nada... ud sabe cuántos millones se gastaron en esto?

Moví mi cabeza en forma de negación. Pero mi negación era doble, la negación estaba dirigida a no querer saber la respuesta. Tampoco quería escuchar el resto de cifras, porcentajes y estadísticas que me dio, sobre delincuencia, pobreza, robos y cosas por el estilo.

Es que los gobiernos anteriores no hicieron nada! ¿Ud. sabe cuantos hospitales se construyeron en todos estos años? NINGUNO! Y ese ladrón de mierda de Frei, fue el peor. Para que hablar de Aylwin, ese si que no hizo nada de nada...

Ya pudiendo adivinar las intenciones politicas y peor aun, manipuladoras de aquel señor, decidí prestarme un rato al juego. Si este señor, anda por la vida lavando cerebros, convenciendo ideologicamente persona por persona, prefiero que gaste el tiempo conmigo, hacerme la tonta y no que se gane a algún otro pajarito que anda volando bajo. Además, no estaba de ánimos para discutir, e insisto, tenía mil cosas más urgentes en qué pensar, estaba agotada.

..Todos unos upelientos de mierda! Y ud. señorita, no me vaya a salir con que es upelienta? no me vaya a venir con esas cosas, ud. que se ve tan educadita.


¿cómo? Mi lengua respondio cualquier cosa politicamente correcta, mientras mi mente seguía deambulando en el ¿Y cómo se lo voy a decir?, mi espíritu se entristeció, llegando a desmayarse de la impresión y mi cuerpo estaba en esa etapa de dolores musculares pre-resfrío (no es fácil pasar de la primavera al invierno de una noche a otra).

- Es que, y dejeme decirle algo con todo respeto, yo ya soy viejo, yo tengo mucho mundo, yo he vivido en muchas ciudades y he trabajado toda mi vida... (blablá-biográfico) y ud, todavía no sabe nada. Si en el colegio no enseñan nada, o a ud. qué le han enseñado en el colegio sobre (...)

(Viejo de mierda, viejo de mierda, viejo de mierda)

Y pensar que fui a ese lugar, precisamente para descansar un rato, para abstraerme un rato de la realidad y poder reflexionar en si-len-cio.




(Los hechos anteriormente mencionados ocurrieron de verdad, en una fría mañana en el Centro Cultural Palacio La Moneda)

Tuesday, September 21, 2010

"Bicentenario"




¿Qué celebramos en el "Bicentenario"?

¿Cúal es la importancia de esos 200 años en nuestra individualidad o comunidad actual?

¿Doscientos años de qué?

En estos días, rebosantes de banderas, cuecas y asados, he escuchado de todo acerca del Bicentenario. La más terrible, una que celebraba nuestros “200 años de existencia”. La más rebelde, aquella que rehúsa celebrar las fiestas patrias -con un temple digno de huelguista- marginándose de los asados, las empanadas, y cualquier elemento que rememore la chilenidad dieciochera.

Pero casi todas la opiniones que he escuchado, olvidan el porqué. ¿Por qué es para ti importante celebrar el llamado “Bicentenario”? ... ¡Cúan huidiza puede ser una respuesta!

Yo no creo (ni quiero) que exista una respuesta absoluta y única, yo sólo quiero saber realmente lo que piensan los demás. En mis intentos, me han criticado de fome, aguafiestas e incluso de soberbia. Pero no es más que la mera curiosidad la que me lleva a tales cuestionamientos, la pregunta no es insidiosa.

En lo personal, pienso que esta es una buena instancia para pensarnos como país, como comunidad y como ciudadanos. ¿Qué queremos en nuestro futuro? ¿Cómo nos gustaría ser reconocidos en un Tricentenario?

Lo bueno es que aún queda año para eso. Ahora que ya termino el fin de semana de fiesta, y no hay que preocuparse del aguinaldo, los festejos y los viajes, deberíamos ocuparnos de eso.

Friday, September 17, 2010

Ad-Requiem

Tenedores, cuchillos y copas sonaban al unísono con ese viejo vals. El mítico restaurant comenzaba a llenarse, mientras los camareros corrían entre las mesas: otra noche caótica, llena de comensales en busca de nostalgia amarillenta y con sabor a chilenidad.

Tomó mis manos sobre el mantel a cuadros y mirándome a los ojos -con esos grandes ojos negros- me hizo prometerle algo. Me dijo que yo debía estar en su lecho de muerte, que él ya tenía todo planificado, con una lista de personas que debían ir a visitarlo durante sus últimos suspiros terrenales, y que yo debía estar allí. Sin importar el cúando y el dónde.

Nadie podría haber rechazado tamaña responsabilidad, hubiera sido muy cruel.

Desde entonces, una parte de mí vive atemorizada.