
Hace poco un amigo me contó de una tremenda oportunidad: le ofrecieron un muy buen trabajo en el extranjero, con un sueldazo, pasajes gratis a Chile si es que los requería y un mes de vacaciones al año, ¿qué mejor?
El proyecto era de renombre, cabía la posibilidad de pasar un par de años en esas tierras lejanas y luego volver a Chile con todo el cúmulo de nuevas experiencias.
Pero no aceptó.
Mi amigo es un hombre del desierto, no podría imaginar su vida sin vivir en él. Es de esas personas que saben disfrutar de la soledad, el silencio, la vastedad, el viento y el sol, sintiendo que la suma de esos factores es pura vida. Y lo es.

Siempre puedes dejar el desierto, pero el desierto siempre se queda en alguna parte de tí.

El proyecto era de renombre, cabía la posibilidad de pasar un par de años en esas tierras lejanas y luego volver a Chile con todo el cúmulo de nuevas experiencias.

Mi amigo es un hombre del desierto, no podría imaginar su vida sin vivir en él. Es de esas personas que saben disfrutar de la soledad, el silencio, la vastedad, el viento y el sol, sintiendo que la suma de esos factores es pura vida. Y lo es.

Siempre puedes dejar el desierto, pero el desierto siempre se queda en alguna parte de tí.

1 comments:
es verdad.
cómo extraño mi desierto!
pero cuando me siento en la ventana y veo mi piel al sol, da lo mismo la cantidad de casas, cerros e iglesias que me rodean, porque puedo ver y sentir mi lindo desierto!
(sé muy bien de cuál amigo hablas, un ejemplo la verdad)
cariños Javi
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