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Tuesday, April 6, 2010

Formal meal

Anoche fui a una cena de Alpha Gamma Delta. Me encanta ir a esa casona estilo griego, me encantan las flores del pórtico, el piano de cola de la sala de estar, el gran trofeo en el vestíbulo, los documentos históricos que adornan los pasillos, las fotos de las distintas generaciones y el ambiente que se vive ahí dentro. Hermanas todas.

Esta vez la cena era formal, mi primera cena formal con las alpha gammas. Todas las chicas dress up se veian increíbles. Colleen, my big sis, tenía unos high heels preciosos, tipo sandalias romanas en café.

My big sis me pasó a buscar a mi departamento, cuando llegamos a la casa ya había gente esperando en el vestíbulo. Nos quedamos conversando con my big sis y my twin. Luego tuvimos que ir a la sala de estar, ahí una de las officers pasó lista. Eran tantas chicas, que tomó un buen par de minutos recitar toda la lista de nombres. Una vez acabado, hicimos una línea en dirección al comedor. ¿Línea? ¿Por qué? Me sentía media perdida, qué cena más extraña.

Cuando llegamos al comedor no había buffet. En realidad yo estaba esperando con ansias el buffet de ensaladas (no sólo porque amo las ensaladas, además las alpha gamma sieeeeeeempre tienen aceitunas…aceitunas amargas! Qué mejor!) pero solo me encontré con las mesas ya puestas, los servicios listos e incluso el agua ya servida (secretamente, también estaba esperando la limonada de siempre).

Estabamos esperando entrar. Y si a ese momento yo pensaba que la entrada ya era toda una ceremonia, eso no era nada en comparación con lo que sucedería después. Entramos en grupos de 8, liderados por la Mom. 8 personas entraban formadas en línea hacia la mesa principal. Luego las otras 8 le seguían hacia la mesa contigua y así sucesivamente. Esa rectitud por un momento me recordó a algo un poco militar, pero los vestidos, los colores, el silencio, el respeto y la gracia de los pasos me hizo desechar por completo esa horrible idea.

Caminando hacia la mesa, Colleen me susurró “no te sientes”, después, una vez estando tras mi siento, me dijo que teníamos que cantar el himno, y luego podíamos sentarnos. Esperamos a que el vals de las chicas entrando terminara, y cuando cada una ya estaba en su tras de su asiento comenzó el himno. Algo sobre la hermandad, algo sobre Dios, y algo muy armoniosamente alto.

Nos sentamos y quedé maravillada con lo que vi en la mesa: carne. Por alguna extraña razón, cada vez que voy a Alpha Gamma tienen pollo, pavo, pescados, pastas, etc, pero por primera vez me toco carne, y por primera vez, desde que llegue a USA que como carne de vacuno (de verdad, las hamburguesas no cuentan). Papas asadas, mmm. Salteado de verduras, con zucchini! Y ensaladas.

Collen miró disimuladamente hacía la mesa principal y dijo algo así como “ahora podemos empezar”. Tomo la fuente con las papas asadas, no se sirvió nada y me pasó la fuente para que yo se la pasar a la chica de mi derecha y ella se la pasara a la chica que estaba a la cabeza de la mesa. Una vez que la chica de la cabeza se servía, nosotros podíamos hacerlo. Y así, cuando cada una ya tenía parte de su cena, con un hermoso plato blanco lleno de comida, tuvimos que esperar unos minutos más. Nadie puede empezar a comer antes de la Mom. Una vez que ella empieza, al ataque! Nunca antes.

Como siempre, fue una gran y deliciosa cena. Papas asadas con crema (para ir engordando…), la carne estaba deliciosa y gracias a Dios, no picante, de hecho estaba saladita al punto, no se podía pedir ni más ni menos aliño. Fue una cena increíble, con una buena conversación, Colleen es una gran Big sis.

Yo suelo comer lento, y si esta rico, más lento aun para disfrutar todo. Así que no me sorpendió ser la última de la mesa que aun comía el plato principal, cuando ya todas habían terminado el postre. Y justo cuando tomé el postre para degustarlo por primera vez, nos tuvimos que ir. De pronto todas se pararon y una vez más se dio inicio a esa especie de coreografia, todas paradas tras de su asiento, sale la Mom primero, seguida por las chicas de su mesa, sale la siguiente mesa, todas coordinadas, todas en fila, todas caminando como si bailaran un vals. No era molesto, era armonioso. Colleen me dijo que no me preocupara del postre, que podíamos ir a buscarlo después.

Luego de salir del salón y de hablar con la Mom, fuimos en busca del postre y nos fuimos a la habitación de Colleen. Una vez más, como tantas aquí, siento la “alarma antropológica”, cuán interesante sería hacer antropología aquí.

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