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Friday, April 1, 2011

La guía del viajero intergaláctico

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En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo occidental de la espiral de
la galaxia, brilla un pequeño y despreciable sol amarillento.

En su órbita, a una distancia aproximada de ciento cincuenta millones de kilómetros,
gira un pequeño planeta totalmente insignificante de color azul verdoso cuyos pobladores,
descendientes de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen que los
relojes de lectura directa son de muy buen gusto.

Este planeta tiene, o mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus
habitantes eran infelices durante casi todo el tiempo. Muchas soluciones se sugirieron
para tal problema, pero la mayor parte de ellas se referían principalmente a los
movimientos de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los pequeños
trozos de papel verde no eran precisamente quienes se sentían infelices.

De manera que persistió el problema; muchos eran humildes y la mayoría se
consideraban miserables, incluso los que poseían relojes de lectura directa.

Cada vez eran más los que pensaban que, en primer lugar, habían cometido un gran
error al bajar de los árboles. Y algunos afirmaban que lo de los árboles había sido una
equivocación, y que nadie debería haber salido de los mares.

Y entonces, un jueves, casi dos mil años después de que clavaran a un hombre a un
madero por decir que, para variar, sería estupendo ser bueno con los demás, una
muchacha que se sentaba sola en un pequeño café de Rickmansworth comprendió de
pronto lo que había ido mal durante todo el tiempo, y descubrió el medio por el que el
mundo podría convertirse en un lugar tranquilo y feliz. Esta vez era cierto, daría resultado
y no habría que clavar a nadie a ningún sitio.

Lamentablemente, sin embargo, antes de que pudiera llamar por teléfono para
contárselo a alguien, ocurrió una catástrofe terrible y estúpida y la idea se perdió para
siempre.

Esta no es la historia de la muchacha.

Sino la de aquella catástrofe terrible y estúpida, y la de algunas de sus consecuencias.

También es la historia de un libro, titulado Guía del viajero intergaláctico; no se trata
de un libro terrestre, pues nunca se publicó en la Tierra y, hasta que ocurrió la terrible
catástrofe, ningún terrestre lo vio ni oyó hablar de él.

No obstante, es un libro absolutamente notable. (...)

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Así empieza uno de los libros más fantabulosos del Universo. "La guía del viajero intergaláctico",(o del autoestopista intergaláctico, en su versión española), un libro lleno de aventuras cósmicas, improbabilidades físicas, seres pandimensionales y sobre el sentido de la vida, el universo y todo lo demás.

Douglas Adams, su autor, comenzó la historia como una radiocomedia que debido a su popularidad, fue lanzada en forma de novela. Posteriormente se lanzarían otros 4 libros más para completar esta saga intergaláctica asombrosamente maravillosa.

Son libros cortos, fáciles de leer, dinámicos y sumamente divertidos. Los amo.

Una buena forma de acompañar la lectura, es estando cerca de tu toalla y escuchando el disco "Purple onion" de Les Claypool Frog Brigade.


On a cosmic highway to the mooooooooooon...

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