Parabola

Fue un largo año. Los meses pasaron lento, muy lentamente ante mis ojos y mi mente. Miedo, a veces. Ilusiones, al por mayor. Esperanzas, siempre presentes. Sueños, de noche, de día, dormida y despierta.

Todas las energías, todas las ganas, todo el sentimiento, todos los anhelos, todo se concentra, se acumula y va formando una especie de bola de nieve que crece a medida que va rodando con la sucesión de los días, tan iguales unos de otros.

Rueda que rueda, bola de nieve, de un lado a otro, revolviendo mi estomago y dándome nauseas. A veces me enfermo, otras simplemente no quiero despegarme de las sabanas para tener que enfrentar a ese mundo de allá afuera. Las cosas simples se hacen más difíciles después de ver otros días más bellos, otras mañanas más luminosas y excitantes.

Miro hacia atrás y siento vértigo al ver todo. Todo acumulado, tantas cosas, tanto, tanto, mucho y ahora, o casi ahora, es increíble todo. El momento está casi aquí, todo cobrará sentido. El momento, el respiro después de haber aguantado la respiración muchos segundos bajo el agua.

Nuevos vientos esperan a ese nuevo respiro, nuevas direcciones e intensidades ¿Será nocivo o límpido el aire que respiro?