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Tuesday, March 23, 2010

Plaza de los tiempos, luces y mentiras

Mientras caminas por la calle el sistema te bombardea con las cosas que deberías ser o tener.

Tienes que usar esta marca trendy, debes comer las exquisiteces de aquel lugar, tienes que usar esta tenida, prestale atencion a la baja de las acciones, enterate del ultimo affaire hollywoodense, entra aquí, piensa de esta forma o mejor de esta otra.

Imposiciones por todos lados. Reglas, limites y parametros que tratan de imponer a tu propia vida. Vende tu vida para poder comprar una nueva, una que nunca podrás tener del todo, una que siempre disparará en contra tuya, una que hará sangrar tus bolsillos. Comprate una bestia capitalista, deja que sea tu guía a la (in)felicidad diaria cuando te des cuenta que no puedes comprar todo, que tu nunca serás como esas imagenes de fantasía de las revistas y que, por supuesto, siempre estás por debajo o un paso atrás de lo que es cool.

Sucede, sin embargo, que en todo ese caos propagandistico se encuentra el corazón mismo de una criatura. Los colores del neon son como la sangre que desde Times Square se bombea al resto de NY a través de las luces.

La contradicción, entonces, es estar allí y sentir la máxima expresión de vitalidad de la ciudad. Porque si consideras ese lugar solo como una visita, sin ahondar en sus significados, todo se reduce a las luces y los colores, que de alguna forma, logran inspirarte y sentirte revitalizada.


Así fue como lo sentí, solo después caí en la cuenta del lado oscuro de la vida en pantallas gigantes y neón.

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