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Tuesday, March 9, 2010

Smells like Abercrombie & Fitch

Me dijieron que escribiera mucho, algo así como un diario de viaje. Yo creo que debería hacer lo mismo, desde el primer día en estas tierras que pensé en escribir casi a diario. Pues bueno, no lo he hecho por el simple hecho de no saber por donde empezar...

¿El arrival, los tramites, el tratar de no perderse dentro del airport, el skyline, el chequeo previo al ingreso de un avión? No, muy lineal. Justify Full

Luego, el drive-in de mala muerte, el shock cultural con el breakfast, el shock cultural con wal-mart y la cultura del ready to go? No...muy obvio.

También se me paso por la mente escribir de Don, uno de los auxiliares del drive-in, todo un personaje, digno de una novela. Cojo, acento sureño, ojos azules y profundos, arrugas de mil historias, siempre dispuesto a darte una sonrisa o un waffle. No, muy pocas palabras para Don. Su historia aun está en proceso.

Pero entonces, ¿de qué escribo?

¿De la soap opera diaria que nos tiene de protagonistas?
¿Del debate moral entre el libertinaje y libertad?
¿Del long distance relationship, de los flings, del dating, de los booty-call?
¿De la arquitectura en OU?
¿De lo loco e impredecible que es el clima?
¿Del tremendo porrazo que me mandé ayer al entrar al Gittinger Hall? (God!!!)
¿De Alpha Gamma Delta?

No, si algo he aprendido aquí (aparte de que hay dos tipos de personas en el mundo: Dr. Pepper Lovers and Dr. Pepper Haters) es a ser más espontanea.

Hoy venía de vuelta a mi casa en el shuttle y olía a Abercrombie & Fitch. Nada más que eso. El mismo olor de la tienda, el mismo olor de la ropa de esa marca cuando te la pones por vez primera, el mismo olor de los bailes pegaditos, el mismo olor a piel morena, y a veces, el mismo olor de mi propio pelo.

Eso es lo que pasa ahora. Más rato, como es usual, todo cambiará.

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