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Sunday, October 31, 2010

De cómo Murakami entró a mi vida.


Acabo de terminar de leer "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", de Murakami.

Murakami me venía siguiendo, hace mucho tiempo atrás lo había visto en las librerías, había ojeado unas cuantas novelas pero nunca me atreví a comprarlas. Posteriormente, hace unos 4 años, uno de los vendedores de la librería Antartica, del Marina Arauco, me recomendó a Murakami. Creo que me pasó el Tokio Blues, pero lo deseché en pro de Bauman.

Luego de aquel episodio, otros 3 vendedores más, de distintas librerías, en distintas ciudades y en distintos periodos me recomendaron a Marukami. La recomendación no era ciega, yo siempre les consultaba lo que estaba buscando, y todos -inevitablemente- llegaban a aquella conclusión.


El último vendedor que trató de persuadirme, fue el de la Feria del Libro de Huerfanos durante este mayo. Yo necesitaba leer desesperadamente, una novela en español, ojala romántica, ya que no quería leer nada muy complejo. Al final, pensé que Murakami podía ser muy complejo y me compré una novela (de inmerecido titulo cursi) de Nancy Mitford: novela romántica pero de humor negro, que mejor que leer una novela con una protagonista más loca que una cabra, para reir y olvidarse de uno mismo.


Pero entonces Murakami seguía ahí, como una espina clavándome, cada vez que iba a comprar libros. Otra de las razones que me atrasaron en adquirir uno de sus libros, era el elevado costo de ellos. Comparando el valor de una novela promedio (que ya es alto), los libros de Murakami podían doblar el valor de aquellos.

Hasta que hace un mes, me decidí y mandé a pedir "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo".

Es un libro díficil de explicar, porque la historia va mucho más allá de la historia de un abogado que renuncia a su trabajo, de la desaparación de su gato y de su esposa. De hecho, estos episodios no son más que el hincapié inicial de un torbellino de sucesos surrealistas, que se mezclan con cruentos episodios de guerra, politica, superticiones y simbolismos. Muchos simbolismos.

Y en eso estoy pensando ahora. En los simbolismos. Es díficil -después de 900 páginas- sacarse de encima el surrealismo de Murakami, es díficil sobretodo, porque las cosas se flexibilizan un tanto, porque el temple del personaje principal es más poderoso que cualquier libro de autoayuda, y porque durante estas noches, sigo soñando con tanques, pozos y despiadados comandantes sovieticos.

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