¡Qué felicidad más linda esa la de ver a un amigo caminando sobre la septima nube, brillando bajo el Sol y con mariposas en la guata!
Amigos enamorados, son amigos radiantes, poseedores de una increíble capacidad para contagiarte de alegría. Y esa alegría, se transforma en una maravillosa felicidad: al saber que ellos están felices tu también lo eres.
Hace poco una amiga cayó. Un chico que hace tiempo la pretendía, finalmente logró conquistarla. Él era del tipo "principe azul", el tipo de hombre que se las juega al máximo, no sólo con cursilerias, flores y chocolates, sino que dando pruebas contundentes de su amor. Cuático él, pero ganó y ahora mi amiga no podría estar más feliz. Junto con mis otras comadres, hasta nos emocionamos después de verla tan radiante y llena de felicidad, es como si él hubiera caido del cielo, porque era justo lo que ella necesitaba.
A otro amigo también le pasó hace poquito. Sin que él adelantara algo, ya habían señales que daban para sospechar. De un día para otro comenzó a preocuparse por su apariencia, ligerito el perfume y el afeitado fueron prácticas que se incluyeron en su rutina diaria. A los días, ya se podían percibir sus ojos más brillantes y la sonrisita cómplice de su nueva felicidad. Nunca dijo nada, pero era obvio que había encontrado a alguien. A la semana conocimos a ella, su nuevo amor. El grupo de amigos sumo una excusa más para celebrar y todos nos sentimos felices.
Sin embargo, estas lindas consecuencias del amor, sólo suceden con el amor del bueno, the real love. Los otros tipos de amores sólo hacen que tus amigos se alejen o cambien. Ese amor opresivo no es más que una bomba de tiempo, una burbuja que se intoxica de tanto estar encerrada en sí misma. En cambio, el amor del bueno fluye como un río y su torrente puede crecer. Junto con tus amigos y seres queridos el amor se expande, es el mejor circulo virtuoso. Doy gracias a mis amigos por dejarme ser parte de ese circulo virtuoso.
Amigos del mundo, enamoraos.
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