El proceso de cambio ya está aquí.
Tu voz comienza a desvanecerse, no oigo más que el eco de tus antiguas palabras… y en la lejanía, esos últimos sonidos, parecen rebotar infinitamente en mi cabeza.
Tu sonrisa, amistosa y breve, elegante y cotidiana, se fija en tu rostro junto con tu mirada risueña. Tus brazos yacen naturalmente, pero pronto chasqueas los dedos, luego escondes tus manos en los bolsillos, o golpeas rítmicamente tu pierna. Puros nervios, tipico de ti. Así que sólo cruzas tus brazos, porque ya no sabes qué hacer con ellos y no se te ocurre otra mejor pose.
Vistes lo habitual. Nada muy llamativo, nada muy original, nada que esté a la moda, sólo ropa normal: una polera simple, jeans y zapatillas.
En pocas palabras, tu forma más frecuente de ser sobresale ante todo, la normalidad es la regla en estas situaciones, y así quedas tú, en tu forma más popular y sencilla, la forma que más me gustaba de ti.
Y sólo entonces, comienza el real cambio. Te quedas quieto, tan quieto, que ni el viento te toca. Tus rasgos comienzan a endurecerse, mientras te transformas en un cuerpo ceniciento. La petrificación es inminente. Te transformas en una estatua, opaca, fría, inerte e imposible, como cualquier otra estatua adornando a esas nostalgicas plazas, cunas y tumbas de la memoria.
We're just ordinary people, you and me
time will turn us into statues, eventually...
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