Pages

Tuesday, March 1, 2011

Un beso de desayuno

De un tiempo a esta parte (o mejor dicho, de enero a febrero), estoy durmiendo mal y menos. He estado comiendo más y peor. He estado leyendo más, pero no las cosas que debería estar leyendo. De un tiempo, a esta parte, me he dado cuenta de todas mis carencias. La más urgente: actividad física o el baile constante y disciplinado.

Pero ya se apareció marzo, y con ello, la malla, los nuevos estudiantes, las clases y los nuevos proyectos. Estoy entusiasmada, marzo suena como música para mis oídos.

Febrero fue casi malo. Feo y fome, no hubo verano naranja, no hubo ni un día de playa. Y para peor, el último día perdí -por segunda vez en la vida- un vuelo. Desperdicio inútil, pues esta vez no había ninguna razón apremiante y emocionante para perderlo... Pero, c'est la vie.

Y así, entre el trabajo y mi aumentada aversión al sol, añoraba a que marzo llegara pronto. Y llegó.

El primer día de marzo desperté feliz, desperté contigo. Tras un alocado sueño -que incluía un escape en auto por un cerro solitario y tenebroso, una casa embrujada y espías que nos vigilaban en cada segundo- desperté un poco cansada. Pero me abrazaste, me diste un beso y toqué tierra, y cielo al mismo tiempo. Qué alivio verte ahí al lado.

Mientras te contaba el sueño, reías y sembrabas besos. Tu celular sonó, y comenzaste a hablar de cosas ajenas y extrañas a mí, dabas explicaciones y consejos sobre algún trabajo que había que hacer. Pero eso no era impedimento para tu oficio de besador, apenas tu interlocutor se extendía un poco en las palabras, tu boquita de avellana se avalanzaba por mis comisuras.

Ay, tus besos y tus labios. La mañana era perfecta, hasta que sonó el despertador y mi mamá entró a mi pieza dándome indicaciones sobre un almuerzo que nunca recordé. Y a pesar de aquel abrupto segundo despertar, no olvidaré que la primera vez que desperté el 1 de marzo, desperté contigo y con un beso de desayuno (aunque haya sido de forma onírica).



Quiero caminar por encima de tu pelo
hasta llegar al ombligo de tu oreja,
y recitarte un poquito de cosquillas,
y regalarte una sabana de almejas.
Darte un beso de desayuno
pa' irnos volando hasta Neptuno

0 comments: