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Wednesday, July 13, 2011

Brindo


El verano se acabó. Fue el verano más largo... y yo debería estar escribiendo sobre lo triste que es ver, cómo la luz del sol se extingue, trasladandose lentamente hacia el otro lado del mundo, mientras aquí los días se hacen menos cortos y más fríos.

Tendría que escribir, con los ojos hinchados y rojos, con el corazón en un hilo, con la mente confusa, sobre los detalles que hicieron correr ríos durante el fin de semana. Tendría que escribir que no me pude contener en el aeropuerto, y que en todos los lugares, se inscribían momentos aún no acontecidos, de una historia probable, de una historia similar a la que tuve pero que ciertamente tiene brotes más felices... Tendría que escribir bajo el influjo de la inevitable tortura de imaginar a aquella persona junto a alguien más.

Tendría que estar malherida, cabizbaja, perdida...tal y cual llegué a la fila del check-in. Y es que, a pesar que llegue 5 horas antes del vuelo, estaba tan triste, que se me olvidó ir a la fila a la hora correcta. Figuraba atrasada y nerviosa, hasta que un trabajador de LAN preguntó si había gente de mi vuelo. Yo me limite a alzar mi mano, pero alguien gritó desde atrás, aún más nervioso y desesperado "Arica?? Yo!!". Él venía corriendo, chascón, bolso en mano y evidentemente más atrasado que yo.

Casi cuatro horas más tarde -ya en Arica- la seguidilla de malos momentos seguían, pero estaban a punto de terminar...

Por alguna confusión en las horas, mi taxi no estaba esperando por mí, y como me gasté toda la plata que tenía en libros, me quedé en el aeropuerto sin saber qué hacer. Hasta que de pronto vi una cara conocida: Don Nino (el taxista amigo que siempre nos va a buscar) pero que en esta oportunidad se había escusado por estar ya previamente comprometido con otros pasajeros. Al final Don Nino reorganizó a sus pasajeros para poder llevarme, me fue a dejar a su taxi y me pidió que lo esperara. Pocos minutos después llegó con otro pasajero, y ese pasajero era el chico chascón, bolso en mano, que iba evidentemente más atrasado que yo.

Y de ahí en adelante, todo fue un vendaval... de historias, de novelas, de política, de arqueología, de geología, de viajes, de cuentos, de filósofos, de más novelas, de algunas películas y de muchas casualidades. Demasiadas casualidades.

Casualidades y conversaciones, que inevitablemente decantaron en sentir ese algo.
Por eso brindo...

Brindo este amor, un amor tan raro
Brindo este amor, un amor tan claro
Brindo este amor, un amor tan derepente
Brindo este amor, un amor tan diferente...


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